sábado, 19 de diciembre de 2015

Cadáver Exquisito 

(Fragmento de una novela en preparación)


"No podíamos lidiar con la muerte de Roncaglia. Llegó la hora de partir al cementerio marino. Todo lo que vive está desesperado. El chillido moralista de las enfermedades. El mordiscón amoral de una bala que entra por el glúteo y termina acabando con la poesía peruana. Puaj. Qué fábula estúpida y sangrona es la finitud. La mamá que sacó muerto a su hijo durante cuadras en una carretilla porque había llovido y las calles quedaron anegadas y las ambulancias usted sabe señora no me mande a la mierda señora lo siento no podemos enviarla. A la carretilla con el hijo. Cual fardo de arena. Entonces cómo, camarada Roncaglia, excelso vate de las letras del ex virreinato del río de la Plata, del Mercosur, de Latinoamérica, cómo no íbamos a hundirnos bajo tierra para alcanzar las bóvedas de ese banco. Iríamos a poner un comedor y una biblioteca. No, gritaste a los cinco vientos, vamos a comprar una manzana entera, la echamos abajo y construimos el centro cultural más grande del mundo. Porque eras así, José, una hipérbole andante. Y, continuaste, también, por supuesto, vamos a darle de comer a la gente porque hay que tener el estómago lleno para entender a Víctor Hugo, bah, quizá justamente hay que pasar hambre para amar a Hugo. Como sea, comida al estómago y comida al espíritu. Y, continuaste, talleres de todo tipo. Carajo. Si la hacemos bien vamos a hacer mucho ruido. Imaginate. Primero abrimos un centro acá, lo podemos llamar Centro Cultural Mariátegui..."

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